sábado, 26 de febrero de 2011

Película sin sonido

The Squid and the Whale
Noah Baumbac.


Lo primero que noté tras el título de la película que parece infantilizado, fue el grano de la imagen, se nota mucho más en las primeras escenas que en el resto de la película, salvo en algunas escenas donde hay poca luz y pareciera que se hizo una corrección en el laboratorio.
Me dio la sensación de que eran más cortas las escenas. También pude ver cada vez más objetos u acciones significativas, por ejemplo en una escena está Frank, el hijo menor, frente al espejo y lleva escrito en el brazo el nombre de su profesor de tennis, que es como su héroe y una especie de figura paterna. En la siguiente escena está de nuevo Frank, ahora con su madre, frente a un espejo mirándose las facciones, Frank dice tener las facciones de su madre, pero ella le dice que tiene las de su padre. Frank maldice.  Las escenas están ligadas por el objeto espejo y por la temática admiración-desagrado de la figura paterna.
Pude darme cuenta de detalles como que Walt, el hijo mayor, mira mucho a las chicas cuando va por la calle, o del almohadazo que trae en toda una escena y nunca había reparado en ello.
Sin audio puse más atención a los detalles del entorno, por ejemplo el tipo de casas en la calle, la gente que pasa por ahí, un monumento que nunca había visto al final de un paneo,  algunas texturas dentro de los interiores,  detalles en los decorados, por ejemplo en la casa de la novia hay demasiadas flores por todas partes, incluyendo el estampado de los sillones. Hay un libro que permanece todo el tiempo en la mesa de la sala,  hay muchas fotografías y posters en las paredes de las casa.
Sin audio me resultó más fácil darme cuenta de dónde vienen las luces e imaginar cómo iluminaron los sets. También pude notar el vestuario, cada personaje tiene un estilo particular de vestirse que se mantiene en toda la película.
En la película original el director juega mucho con el audio. Los diálogos, sin ser muy explicativos, sostienen gran parte de la película. Aún así, al verla sin sonido pude darme cuenta de que las acciones de los personajes van acorde al diálogo, por ejemplo el hijo y el papá están jugando ping pong, el hijo no tiene ganas de jugar y el papá lo chantajea para que lo haga, justo como en sus vidas. La siguiente vez el hijo le está ganando a su padre, y en la historia ocurre lo mismo.



miércoles, 9 de febrero de 2011

El mito de las sirenas


El mito de las sirenas.
Hay varias versiones pero yo escogí ésta:
Las sirenas con su canto atraían a los marineros quienes embriagados por su belleza perdían la vida en al mar. Cuando Orfeo tocó su arpa la música fue tan bella que los marineros no cayeron ante el canto de las sirenas y se salvaron.
“En el caso de los Argonautas, se cuenta que pasaron muy cerca de la isla de las sirenas, pero que Orfeo, que tenía fama de cantar maravillosamente hizo uso de su talento con tanta armonía y tan melodiosamente, que no las escucharon por lo que se salvaron de su terrible destino”.
http://www.encuentos.com/mitos/el-mito-de-las-sirenas-mitologia-griega-mitos-y-leyendas-cuentos/

Adaptación
Tres amigos, dos capitalinos y una extranjero van de viaje a una ciudad colonial, la belleza del lugar los deja atónitos, hay decenas de tiendas de souvenirs hechos a mano por indígenas, sin embargo los dueños son gente de clase alta que mantienen sus comercios en la segunda ciudad más cara del país.

Uno de los amigos capitalinos se da cuenta de que los mismos artículos los venden señoras indígenas en la ciudad por menos de la cuarta parte, sin embargo como ve que sus amigos compran y juguetean con esos artículos, él también decide comprarlos y gastar bastante. Cabe mencionar que en las bellas calles coloniales circula cantidad de personas indígenas pidiendo limosna mientras los turistas, en su mayoría mexicanos, les contestan agresivamente que no tienen nada que darles.

 La última noche los amigos vuelven al antro de la noche anterior, ésta vez el amigo anterior decide invitar casi todas las rondas pues casi nunca ve a su amigo extranjero y desea que se la pase bien en su país.

Al día siguiente este amigo se tiene que adelantar al DF por que tiene clases, los otros dos se quedarán un día más. En la central el amigo pierde el autobús y tiene que tomar uno que llegará muy de noche pues hace paradas por los pueblos. Además para cuando llegue ya no habrá transporte público a menos que el autobús se apresure y pueda alcanzar el último, si no  tendrá que tomar un taxi de la central (los demás serían un gran riesgo a esa hora) y le queda justísimo el dinero para ese taxi.

A mitad del camino, por San Juan del Río, dos señoras indígenas ya viejas se suben, visten ropa roída y están despeinadas. Cada una carga una pesada bolsa vieja.

En lo que al chico le parece una declaración sincera, escucha a las señoras contarles a los pasajeros que ellas llegaron a ese pueblo a ver a un familiar muy enfermo y que al llegar les dijeron que ya no estaba ahí, que se lo habían llevado a Puebla sin avisarles y que llegando al DF no tendrían el dinero para ir a verlo,  así que muy acongojadas les dijeron a los pasajeros que si podían ayudarles con algo.

El chico sintió un balde de agua fría cuando se dio  cuenta de que no les podría ayudar con nada, pues se había gastado casi todo en alcohol y en tiendas y no se podía arriesgar a quedarse sin pagar el taxi en caso de no alcanzar el transporte público. No les dio nada y el resto del camino se quedó pesando en cómo casi toda su vida había despilfarrado cantidad de dinero en negocios de ricos mientras que pocas veces o nunca miraba siquiera los trabajos de personas como los indígenas que trabajan malbaratando cosas bellas hechas por ellos y muchas veces de mejor calidad que las que él compraba en tiendas sobrevaluadas estúpidamente.
A partir de esa vez el chico valoró el trabajo de la gente por lo que es y no por el valor de caché.

En este caso las mujeres actúan como Orfeo que con su música hace “despertar” a los marineros viajantes, en este caso al chico que viaja. Las sirenas serían todas aquellas veces que nos dejamos llevar por lo que hace la masa y materialmente creemos que nos da cierto estatus.






martes, 1 de febrero de 2011

Visión recurrente obsesiva

Todos los días desde que me levanto y durante varios momentos a lo largo del día me llega la visión de una escultura que había en casa de mi abuelita.
Muchas veces ni siquiera pongo tanta atención a la imagen de la escultura, sino que esta imagen desencadena imágenes de personas específicas muy cercanas a mí pero que sé que no veré en mucho tiempo pues están demasiado distantes físicamente. La visión dura a lo mucho un par de segundos.
Me sé obsesiva, suelo ver números dobles por todos lados o hacer operaciones matemáticas con ellos, pero a diferencia de las obsesiones que me han llegado a molestar, la visión de la estatua  tiene un efecto positivo en mí pues me hace sentir algo muy fuerte que me activa de alguna manera como si mucha energía se soltara dentro de mí.