El mito de las sirenas.
Hay varias versiones pero yo escogí ésta:
Las sirenas con su canto atraían a los marineros quienes embriagados por su belleza perdían la vida en al mar. Cuando Orfeo tocó su arpa la música fue tan bella que los marineros no cayeron ante el canto de las sirenas y se salvaron.
“En el caso de los Argonautas, se cuenta que pasaron muy cerca de la isla de las sirenas, pero que Orfeo, que tenía fama de cantar maravillosamente hizo uso de su talento con tanta armonía y tan melodiosamente, que no las escucharon por lo que se salvaron de su terrible destino”.
http://www.encuentos.com/mitos/el-mito-de-las-sirenas-mitologia-griega-mitos-y-leyendas-cuentos/
Adaptación
Tres amigos, dos capitalinos y una extranjero van de viaje a una ciudad colonial, la belleza del lugar los deja atónitos, hay decenas de tiendas de souvenirs hechos a mano por indígenas, sin embargo los dueños son gente de clase alta que mantienen sus comercios en la segunda ciudad más cara del país.
Uno de los amigos capitalinos se da cuenta de que los mismos artículos los venden señoras indígenas en la ciudad por menos de la cuarta parte, sin embargo como ve que sus amigos compran y juguetean con esos artículos, él también decide comprarlos y gastar bastante. Cabe mencionar que en las bellas calles coloniales circula cantidad de personas indígenas pidiendo limosna mientras los turistas, en su mayoría mexicanos, les contestan agresivamente que no tienen nada que darles.
La última noche los amigos vuelven al antro de la noche anterior, ésta vez el amigo anterior decide invitar casi todas las rondas pues casi nunca ve a su amigo extranjero y desea que se la pase bien en su país.
Al día siguiente este amigo se tiene que adelantar al DF por que tiene clases, los otros dos se quedarán un día más. En la central el amigo pierde el autobús y tiene que tomar uno que llegará muy de noche pues hace paradas por los pueblos. Además para cuando llegue ya no habrá transporte público a menos que el autobús se apresure y pueda alcanzar el último, si no tendrá que tomar un taxi de la central (los demás serían un gran riesgo a esa hora) y le queda justísimo el dinero para ese taxi.
A mitad del camino, por San Juan del Río, dos señoras indígenas ya viejas se suben, visten ropa roída y están despeinadas. Cada una carga una pesada bolsa vieja.
En lo que al chico le parece una declaración sincera, escucha a las señoras contarles a los pasajeros que ellas llegaron a ese pueblo a ver a un familiar muy enfermo y que al llegar les dijeron que ya no estaba ahí, que se lo habían llevado a Puebla sin avisarles y que llegando al DF no tendrían el dinero para ir a verlo, así que muy acongojadas les dijeron a los pasajeros que si podían ayudarles con algo.
El chico sintió un balde de agua fría cuando se dio cuenta de que no les podría ayudar con nada, pues se había gastado casi todo en alcohol y en tiendas y no se podía arriesgar a quedarse sin pagar el taxi en caso de no alcanzar el transporte público. No les dio nada y el resto del camino se quedó pesando en cómo casi toda su vida había despilfarrado cantidad de dinero en negocios de ricos mientras que pocas veces o nunca miraba siquiera los trabajos de personas como los indígenas que trabajan malbaratando cosas bellas hechas por ellos y muchas veces de mejor calidad que las que él compraba en tiendas sobrevaluadas estúpidamente.
A partir de esa vez el chico valoró el trabajo de la gente por lo que es y no por el valor de caché.
En este caso las mujeres actúan como Orfeo que con su música hace “despertar” a los marineros viajantes, en este caso al chico que viaja. Las sirenas serían todas aquellas veces que nos dejamos llevar por lo que hace la masa y materialmente creemos que nos da cierto estatus.
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